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Para educar en casa hay que vivir en el campo… ¿En serio?

Una de las tantas versiones que se pueden escuchar de la frase “Me encantaría educar en casa pero no es para mí porque…” es la que tiene que ver con el tipo de vivienda. Unos creen que hay que vivir en una casa muy grande, otros creen que es necesario irse al campo, otros creen que es indispensable vivir a lado de una biblioteca o un parque, pero lo que tienen en común casi todos es que están convencidos de que definitivamente el lugar en el que viven no sirve para hacer homeschooling.

Claro que tener mucho espacio disponible ayuda, si se tiene el presupuesto para construir una casa a la medida, esta se puede diseñar con los espacios que se consideren necesarios, cualquier cosa, desde una gran biblioteca, pasando una sala de cine hasta un taller de carpintería, arte, o robótica. Pero nada de esto es indispensable.

Uno de los factores importantes para definir las necesidades de espacio es el tipo de familia.

Hay familias que disfrutan su casa, pasan mucho tiempo en ella y eso no los hace sentir encerrados ni aislados del mundo. Hay familias que aman salir, prácticamente sólo están en casa para dormir y el resto del día se desplazan por la ciudad o salen de viaje.

Hay familias numerosas, con varios hijos, perro y gato y hay familias de sólo un hijo.

Algunas familias aman el campo, otras no podrían vivir lejos de la ciudad.

Lo importante, creo yo, es lograr adecuar el espacio del que se dispone para sentirse cómodos y felices. Ajustar las expectativas a la situación actual y no vivir lamentándose por lo que no hay sin tener que, necesariamente, renunciar a hacer planes para tener algo diferente a futuro.

Si no se dispone de espacio para almacenar muchos libros es posible utilizar la opción de sacar en préstamo los libros de una biblioteca pública, hacer intercambio de libros con amigos o leer libros en formato electrónico.

Si no se tiene una casa con un gran patio se puede buscar un parque cercano donde poder correr y moverse al aire libre.

Se puede sembrar una huerta urbana, aunque sea pequeña, en materas en un balcón o en un rincón de la casa que reciba suficiente luz. También es posible buscar huertas comunitarias a las que se pueda ir a cultivar en un terreno más amplio.

Si no hay mucho espacio de almacenamiento, habrá que ser eficiente con los materiales de estudio y de manualidades, y no guardar todo lo que los niños hacen, tal vez tomarles fotos y hacer un álbum para el recuerdo o convertir sus trabajos y obras de arte en regalos para los abuelos. Pinterest está lleno de ideas para almacenamiento eficiente, recomiendo darle una mirada.

A falta de espacio para escritorios en los cuartos de los niños se puede usar la mesa del comedor o de la cocina, o trabajar fuera de casa en una bilbioteca, una cafetería o un parque.

Algunos renuncian a tener sala para convertir ese espacio en un estudio o en un salón de gimnasia, según lo que sus hijos estén necesitando. Hay que salirse del molde, ser creativos y sobre todo disfrutar el proceso y vivir el presente.