Publicado originalmente el 16 de diciembre de 2013 en Grandes, medianos y pequeños
Leído en el facebook de Laura Castellaro:
A los adolescentes, desde el SÍ.
Desde el sí inclusivo que otorga y aúna.
Desde el sí respetuoso que abraza y escucha.
Desde el sí de los ojos abiertos y la presencia no invasiva.
A los adolescentes, desde el sí.
Desde el sí integrador, que no compara, que recuerda.
Desde la cercanía respetando sus límites, desde el “te quiero mucho”
Desde el “aquí estoy y jamás me iré, porque soy tu madre/padre”.
A los adolescentes, desde el sí.
Desde el amor incondicional aunque nos cueste,
desde el respeto, desde el interés, desde la comprensión.
Desde el sí, y si no fuera posible porque su integridad física y/o emocional peligra en un asunto concreto, desde el “mejor sí”, desde “y que tal sí?” , desde el “tú como lo harías?”, “tú qué piensas?”; desde el “a ti que te parece sí?”
A los adolescentes sin jerarquías, sin dictaduras,
sin “aquí mando yo”, sin “porque yo lo digo”.
A los adolescentes desde la cooperativa y lo horizontal,
desde la mano tendida y la oreja dispuesta…
Sin olvidar jamás que somos el adulto/a, él/la que tiene más recursos.
Creo que los adolescentes que conozco tienen demasiados NOES en su vida, bastantes de estos noes son absurdos… y ellos/as andan cabreados con el mundo, sin conectar con la gente que más quieren, reafirmándose y descubriéndose en su propia oposición.
Necesitan como el aire que respiran el SÍ, como si de un niño de 2-3 años se tratara.
Dejemos el NO para los límites importantes, que sea un no sincero, sopesado, consensuado si es posible.
Y abramos bien los ojos y los brazos, por si nos necesitan.
Estemos presentes.
Myriam Moya Tena