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Los niños sí saben que quieren aprender

Los niños y jóvenes sí saben lo que quieren

Cuando fui mamá consideraba muy importante educar a mi hija de tal manera que hiciera las cosas de forma independiente. Estaba convencida de que era lo mejor para ella, pero ahora sé que no lo hacía por ella, sino por mí. En el estilo de crianza tradicional, los adultos buscamos entrenar a los niños desde muy pequeños para que se adapten a nuestra vida de adultos y no tengamos que incomodarnos más de lo estrictamente necesario. Ahora, después de casi 28 años de convertirme en mamá, lo veo muy claro, pero para eso tuve que atravesar un largo camino de aprendizaje, acercándome poco a poco a una crianza más consciente y respetuosa con mis hijos y sus etapas de desarrollo. Y lo que hoy para mí es tan evidente, sorprendentemente para muchos sigue siendo algo imposible de imaginar y de transformar en los códigos obligatorios de la crianza y la relación entre los adultos y los infantes con quienes se relacionan.

En la educación ocurre lo mismo. Imponemos y obligamos y decimos que lo hacemos “por su bien”. Y eso no es verdad. Lo hacemos por nosotros, porque permitirles aprender de manera autónoma nos desafía y hace tambalear ese lugar de superioridad desde el que nos dirigimos a ellos. Muchas veces he oído (y leído) a adultos decir que no podemos dejar que los niños decidan qué quieren aprender, ¡porque ellos no pueden saberlo! Nos necesitan a nosotros -que obviamente somos infinitamente más sabios que ellos (¡ja!)- para decirles qué es importante y qué no, qué es lo que deben aprender para tener un futuro como corresponde.

La experiencia de la educación libre, en casa, fuera del sistema escolar nos ha mostrado a muchas familias lo falso de esta creencia. Sólo quien permite a un niño expresar su curiosidad, su interés y deseo de aprender, y decidir a qué quiere dedicarle su tiempo y atención, puede dar fe de que los niños sí pueden opinar sobre qué quieren aprender. Hemos visto crecer seres humanos felices, inteligentes, con una capacidad de aprendizaje asombrosa, con una amplísima variedad de intereses y talentos. Nuestros hijos adultos, adolescentes y de todas las edades están ahí, para dar testimonio de la diversidad de los seres humanos. Fueron criados a su ritmo, sin forzarlos por un camino pre-establecido, desarrollando una capacidad de pensamiento crítico y unas convicciones sólidas, sin prejuicios instalados en ellos por un sistema viciado que etiqueta, clasifica, acompleja y no construye autoestima.

homeschooling ya no es lo mismo de antes

¿El homeschooling ya no es lo que era antes?

El homeschooling ya no es lo que era antes.

Es marzo de 2025, en pocos días se cumplirán cinco años del inicio de la pandemia que le puso pausa al mundo. Esa pandemia también le dio un giro al panorama de la educación en casa a nivel mundial. Ocurrieron muchas cosas: el confinamiento obligado, los colegios sin saber cómo continuar; las familias, que no estaban acostumbradas a pasar tanto tiempo juntas, ahora debían seguir cumpliendo con todos sus roles en el mismo lugar, al mismo tiempo, sumándole además otros roles que solían delegar, como las tareas de la casa y la educación y cuidado de los hijos. Muchos se sintieron haciendo homeschooling… y lo odiaron. Otros descubrieron cosas de los colegios que no imaginaban y que no les gustaron. Los más afortunados conectaron con sus hijos, disfrutaron tenerlos cerca y se enamoraron de aprender junto a ellos.

También se desató una avalancha, que no ha parado desde entonces, de colegios y ofertas educativas virtuales. Y yo, que siempre he defendido los beneficios de que haya muchas opciones, para que las familias tengan de dónde elegir, ahora creo que hay demasiada oferta virtual, información que además es la primera que aparece en los buscadores cuando una familia quiere saber sobre el homeschooling.

Pienso que se hace necesario redefinir la educación en casa y reivindicarla como un ejercicio de libertad, autonomía y confianza en la capacidad infinita de aprendizaje de sus hijas e hijos.

Hacer homeschooling (o educación en familia, educación en casa, educación sin escolaridad, etc.) significa tomar las riendas de la educación de niños y jóvenes, decidiendo cómo hacerlo, desligándose del sistema escolar. Sigo creyendo que esa es la definición más certera. Y al mismo tiempo que los padres se hacen cargo del proceso educativo, encuentran que también se hacen cargo de aspectos de su vida que antes no controlaban ellos sino el sistema escolar, es decir, se descubren más libres.
Sin embargo esta definición deja por fuera a las familias que han decidido educar con colegio virtual y yo creo que algunas, aunque no todas, sí se pueden ver como homeschoolers aunque no se hayan desligado del sistema escolar. Son las que acompañan con confianza el proceso, que entienden que el aprendizaje va más allá del currículo y las notas, que animan a sus hijos a perseguir sus sueños y cultivar sus talentos sin que el colegio sea más importante. Esas familias entienden que obligar a un niño a estudiar no garantiza de ninguna manera que realmente aprenda. Aprenden a observar en sus hijos todos los avances y descubrimientos maravillosas que estos realizan, en lugar de comparar y preocuparse de que no están aprendiendo “lo que deberían” o temiendo que “se atrasen”.

No soy detractora de los colegios virtuales (antes sí, debo confesarlo), pero sí que me gustaría ver más familias valientes, como las de antes, sintiéndose capaces y seguras, haciendo las cosas diferente, guiándose menos por las formas del sistema educativo y mas por los intereses de sus hijos, su estilo de vida, sus prioridades a largo plazo.

Ventajas del homeschooling. Parte 1

A lo largo de los años he descubierto que el homeschooling tiene tantas ventajas, que podría hablar y hablar y creo que no terminaría.

Hoy quiero enfocarme en de dos de ellas: El aprendizaje significativo y la vida familiar.

Aprendizaje significativo

Este tipo de aprendizaje fue definido por Paul Usubel como “el cambio cognitivo que se da al pasar de no saber algo, a saberlo.” Es una experiencia muy personal, pues se aprende relacionando los conceptos nuevos con conceptos que ya se tienen y estos a su vez son producto de las experiencias y conocimientos adquiridos por cada persona a lo largo de su vida.

Para mí el aprendizaje significativo es el que tiene sentido y pertinencia para quien aprende, el que sucede por interés, curiosidad o necesidad, por un deseo real de entender y adquirir ese nuevo concepto o habilidad. Yo creo que es el único tipo de aprendizaje real. Lo demás es memorización. Si aprendemos algo y luego lo olvidamos, como sucede con tantas cosas que nos enseñan en el colegio, estoy convencida de que no lo aprendimos realmente aunque hayamos sacado la máxima nota en el examen.

Al educar en casa podemos enfocarnos en que lo que nuestros hijos aprendan signifique algo para ellos. Seguir un currículo o querer enseñarles algo, sólo porque en el colegio es lo que les enseñan, porque creemos que es lo que deben aprender, porque nos da miedo que queden con vacíos, no tiene mucho sentido si ese algo no genera interés en ellos, si no les llama la atención o no entienden por qué o para qué necesitan aprenderlo. El conocimiento es infinito, hay tanto por conocer y aprender que es una pérdida de tiempo, nuestro y de nuestros hijos, empecinarnos en una mínima fracción de este porque es lo que “tienen que aprender”.
El potencial de la educación en casa es enorme, permitir a nuestros hijos seguir sus intereses los va a llevar por un camino de disfrute del aprendizaje y del conocimiento que formará en ellos bases mucho más sólidas en cuanto a sus capacidades y posibilidades hacia el futuro.

La vida familiar

Es sólo cuando pasamos el tiempo con nuestros hijos sin afanes, sin correr para que no los deje el bus, saliendo de paseo cuando nosotros queremos y no cuando el colegio lo permite, que nos damos cuenta de lo poco que se nos ha permitido disfrutar el tiempo con nuestros hijos y la vida en familia, por estar cumpliendo las demandas y expectativas del sistema escolar.

Al compartir la cotidianidad con nuestros hijos, las relaciones entre todos los miembros de la familia se vuelven más cercanas. Nos conocemos más, nos entendemos mejor, hay mayor confianza y mejor comunicación. No quiere decir que todo sea idílico y no haya peleas ni desacuerdos, pero sí puedo afirmar que se reducen mucho y que se resuelven más fácil cuando suceden.

Puede ocurrir que al principio los hermanos peleen más, es una reacción natural, así como hay más tiempo para jugar, ver televisión o salir al parque también hay más tiempo para pelear. Pero si nosotros, desde nuestro papel de adultos, les mostramos una manera respetuosa de relacionarnos y les enseñamos con el ejemplo a solucionar y negociar los conflictos, luego de unos meses el ambiente en casa es mucho más cordial.
Tener una buena relación con sus padres y hermanos es vital para los niños, adolescentes y jóvenes. Les ayuda a desarrollar una autoestima sólida y les da la certeza de contar con ellos en los momentos difíciles y de tenerlos a su lado para compartir las alegrías de la vida.

Homeschooling. Los primeros pasos

Ante algo que sigue siendo desconocido y que no tiene un paso-a-paso oficial a seguir, que nos diga cómo hacerlo, siempre está la pregunta: ¿Cómo empezar con la educación en casa?
Yo no tengo la respuesta defintiva, pero sí puedo mencional algunos que podrían considerarse "primeros pasos" a seguir:

1. Tomar la decisión.

Es muy obvio, pero realmente es necesario estar decididos para poder comenzar. Muchas familias se quedan en la etapa de querer hacerlo, estar pensando en sacar a los hijos del colegio, pero nunca se deciden. ¡Claro! tomar la decisión implica todo un proceso particular del que seguramente hablaré en otro artículo.

2. Tener claras las razones por  las que quieren hacerlo.

Más que un paso es un requisito, esta claridad es muy importante para definir cómo lo quieren hacer y también para mantenerse firmes en la decisión cuando lleguen los momentos difíciles, los miedos y las dudas, que llegarán tarde o temprano.

3. Tomárselo con calma.

No afanarse en tener todo planeado y funcionando. No están cambiando de un colegio a otro colegio, están diseñando una nueva manera de educar y de paso un nuevo estilo de vida para la familia. Empiecen poco a poco, permitanse dedicar tiempo a compartir con los hijos de manera relajada y feliz, realizar actividades sólo para divertirse y conectar como familia. Lo académico puede esperar y ya irá llegando, poco a poco.

4. Tomarse un tiempo de desintoxicación.

Si vienen del sistema escolar tradicional (presencial) háganlo, siéntanse en vacaciones, sin la presión de sentarse a "estudiar". No es cierto que los niños se atrasen o dejen de aprender si no están sentados con cuaderno y lápiz siguiendo un currículo o plan de estudios. Si damos un poco de espacio vamos a empezar a notar que el aprendizaje ocurre siempre, en todos lados.

5. Hablen mucho entre ustedes.

Escuchen a sus hijos, lo que quieren hacer o aprender, cuáles son sus sueños, cómo imaginan sus días. Pregúntense también cómo quieren sentirse al final del año, o del semestre y qué cosas deberían hacer para lograr sentirse de esa manera.

6. Investigar formas de hacerlo.

Si no lo han hecho en el tiempo previo a tomar la decisión, revisen opciones, metodologías, busquen conocer experiencias de otras familias, ver cómo lo hacen, no para copiarse sino para abrir la mente a las diferentes posibilidades que existen en el momento de decidir cómo hacerlo.

7. Entérense de la situación legal del homeschooling en su país o lugar de residencia.

Eso es muy importante para conocer las reglas del juego y para no tener miedo cuando alguien, desde su ignorancia, nos amenace con una denuncia.

8. Por último, pero no por eso lo menos importante, disfruten mucho el proceso.

Va a ser difícil, demandante, retador, va a requerir cuestionar muchas cosas que ustedes consideraban absolutas o inamovibles, pero por encima de todo eso, no dejen de disfrutar el privilegio que es tener a los hijos cerca, viéndolos crecer y aprendiendo con ellos.

Historia secreta del sistema educativo. Foto de John Taylor Gatto

Historia secreta del sistema educativo americano. Mi reseña

Mi recomendado de hoy es el libro "La historia secreta del sistema educativo americano" de John Taylor Gatto. (Underground History of American Education). Aunque no podría decirse que es un libro sobre homeschooling, si alguien decide apartarse del sistema educativo se puede beneficiar y llenar de argumentos al leer este libro.

Me encontré con este libro, gracias a Ana María González y su blog Al carajo el colegio, en los primeros años de estar haciendo educación en casa y estoy segura de que me sembró muchos cuestionamientos que todavía no tenía sobre el sistema educativo. Nuestra decisión familiar de hacer homeschooling no fue motivada por una mala experiencia o por inconformidad con el sistema escolar, así que nuestro inicio no estuvo marcado por críticas o desacuerdos frente a lo que pasaba o dejaba de pasar dentro del colegio. Sin embargo, leer este libro fue abrir los ojos a muchas realidades no muy bonitas relacionadas con el origen de la escuela, las razones por las que fue implantada como algo obligatorio, quiénes la promovieron y los fines ocultos y subterráneos que influyeron en cómo se hacen las cosas en las aulas.

A pesar de que el libro se trata de la historia del sistema educativo en Estados Unidos, podría asegurar que no hay mucha diferencia entre este sistema y los que existen en la mayoría de países de América y Europa. En algunos se ha planeado así, en otros se ha implementado sin pensarlo mucho, solo copiando y pegando lo que venía de otros lados.

John Taylor Gatto fue un profesor estadounidense, de hecho fue un muy buen profesor y se ganó muchos reconocimientos por su labor docente. Justamente el año en el que recibió el premio al mejor profesor del estado de Nueva York, renunció a ser maestro y lo hizo mediante una carta que fue publicada en el Wall Street Journal.

Sólamente en su introducción ya nos deja ver muchas ideas y posturas que nos dan pistas sobre lo que encontraremos en el resto del libro:

  • Define el libro como "una investigación personal de por qué la escuela es un lugar peligroso".
  • Habla del alargamiento de la infancia, es decir, como con el tiempo se ha ido aplazando más y más la edad en que alguien se considera apto y preparado para ingresar al mundo laborar y ser productivo económicamente.
  • Cuestiona la facilidad con que entregamos a nuestros hijos a un sistema y unos maestros de los que no sabemos casi nada, sin tener la menor idea de lo que harán con las mentes de niños y jóvenes. No tenemos ninguna garantía de un buen resultado ni posibilidad de reclamar o demandar legalmente en caso de negligencia, por ejemplo.
  • Define la escuela como una religión, un sistema diseñado para imponer un orden social planeado a puerta cerrada, no de manera democrática, que buscaba una sociedad dirigida y ordenada en la que "los mejores" tomarían las decisiones.
  • Pone sobre la mesa su convicción de que la "estupidez" no es ignorancia o falta de capacidades innata o heredada, sino algo que se enseña deliberadamente para evitar que haya pocas personas inteligentes que piensen demasiado, pues pueden poner en riesgo la sociedad y el sistema de economía en el que vivimos.

Eso y más podemos encontrar en este libro. Ideas incómodas, polémicas, cuestionadoras. Quienes se animen a leerlo con seguridad no serán los mismos al terminarlo.

De esta serie de reseñas sobre libros, puedes también leer mi reseña anterior, sobre el libro The Homeschooling book of Answers

Primer libro sobre homeschooling que leí

Cuando conocí el homeschooling y empecé a informarme leí mucho, pero no libros sino cosas que encontraba en internet en blogs, grupos de yahoo, páginas web y listas de correo a las que estaba suscrita. Después conocimos a la familia Zuleta de Martiis y nos animamos a empezar a educar en casa (la historia la he contado muchas veces pero si no la conoces puedes darle una mirada a este video). fue Barbara quien me prestó este libro, The Homeschooling book of Answers, escrito por Linda Dobson.

Ahora que he decidido empezar a hacer reseñas de libros, volví a pedirlo prestado para comenzar hablando sobre él. Lo primero que noté y que no recordaba es que es un listado de preguntas (88 en la edición que leí, 101 en la más nueva), que no las responde sólo la autora sino que se pueden leer respuestas de ¡48 personas distintas! Eso lo hace un libro con una visión ampia y variada.

Además, entre esas 48 personas hay nombres muy conocidos que ahora, después de tantos años, se me hacen muy familiares y pertenecen a grandes referentes del homeschooling a quienes admiro y que he visto presentes en diversos tipos de eventos y publicaciones: Sandra Dodd, John Taylor Gatto, Raymond y Dorothy Moore, Mary Griffith, Pat Montgomery, Wendy Priesnitz, Susannah Sheffer, entre otros.

Libros como este dan muy buena información además de inspiración, pues intentan cubrir las preguntas básicas que se puede hacer alguien que recién se aproxima al homeschooling. Las preguntas están agrupadas por capítulos así:

  1. El primero se trata de los aspectos legales, obviamente enfocándose en cómo son las cosas a este respecto en los Estados Unidos.
  2. El segundo responde preguntas relacionadas con el dinero, los costos, el manejo de los ingresos, cómo trabajar y educar en casa., etc.
  3. En el tercero se analiza cómo puede funcionar el homeschooling para diferentes tipos de familias, o para niños con distintas características e incluso diagnósticos como déficit de atención.
  4. No puede faltar un capítulo dedicado a las preguntas sobre la socialización!
  5. El quinto capitulo toca algunos temas y conceptos específicos como "unschooling" o "aprendizaje guiado por el interés"
  6. Ok. Los niños estan en casa. ¿Ahora qué? es el nombre del sexto capítulo y con eso ya puede uno imaginarse el tipo de preguntas que se responden en él: currículo, evaluación, edades para aprender, etc.
  7. Aquí hay un capitulo dedicado exclusivamente a hablar sobre evaluación.
  8. En el siguiente se recogen preguntas relacionadas con la adolescencia y los miedos de los padres a no poder enseñar las materias más complicadas de esta etapa académica.

y vigente y lo recomiendo a quien quiera leerlo. Cabe aclarar que está en inglés y por lo que ví no se consigue traducido al español.

Gozar con lo que hacemos

Esta semana tuve una experiencia, que sentí muy reveladora y quiero compartirla, haciendo una de las cosas que toda la vida he amado hacer: la danza.

Empecé a bailar ballet cuando tenía siete años y, aunque nunca fue mi actividad principal, la danza ha estado muy presente a lo largo de mi vida: ballet, folklor, tango, etc.

En agosto del 2019 me encontré con el Lindy Hop, un baile que nació en los años 20 del siglo pasado y que es lindísimo y muy divertido. Empecé a aprender y a bailar con una comunidad hermosa llamada Lindy Hop Bogotá y a pesar de la cuarentena hemos seguido bailando según lo que nos ha ido permitiendo cada momento de esta pandemia.

Este año decidimos postularnos a una beca del distrito y llevamos todo el año trabajando en un montaje. El lunes teníamos un ensayo importante, pues ya se acerca nuestra audición y este ensayo era con músicos, vestuario y grabación. Yo estaba muy nerviosa pues tuve que faltar a los dos ensayos anteriores, por razones de fuerza mayor. El montaje dura 20 minutos y lo pasamos dos veces. En la primera vez sentí que me equivoqué mucho y no lo disfruté casi nada. Cuando íbamos a pasarlo por segunda vez, decidí que si de todas maneras me iba a equivocar, al menos me lo iba a gozar. Así lo bailé ¿y saben que? ¡Me equivoqué mucho menos!

Hacer las cosas bien es importante, obviamente todos estamos tratando de cometer pocos errores (o ninguno). Pero si se nos va la vida enfocándonos en los errores, nos perdemos de la oportunidad de disfrutarla. Y si aplicamos esto a los hijos tiene aún más sentido. Al final puede ser más provechoso el gozo que la perfección.

Mi consejo es que disfrutemos la vida que tenemos el privilegio de compartir con nuestros hijos. Errores siempre cometeremos, no les tengamos miedo, aprovechemos el aprendizaje que llega cuando nos equivocamos y quien sabe, tal vez hasta aprendamos a disfrutar también las equivocaciones.

Charla con Nadezda Vera

Nadezda Vera me invitó para dar una charla sobre educación en casa para su comunidad. Tuvimos personas conectadas de muchísimos paises diferentes de Latinoamérica y hablamos de muchas cosas. Hubo preguntas interesantes y reflexiones sobre la crianza, el respeto, la libertad.

Pueden visitar el canal de Nadezda y suscribirse, ella consejos y capacitación sobre finanzas finanzas.

Artículo en La Patria sobre el proyecto de ley y la educación en casa

 

En el periódico La Patria, de Manizales, salió esta reflexión sobre las posibles implicaciones de que se legalice y sobre todo se popularice o masifique la educación en casa en nuestro país.

https://www.lapatria.com/opinion/columnas/cristobal-trujillo-ramirez/libertad-de-educar-en-casa

Me quedo con este fragmento:

El proyecto de ley en mención, además de otras motivaciones macroeconómicas, religiosas y políticas, se constituye en una medida desesperada ante la actual pandemia que implacable azota a la humanidad. Cuando analicé detenidamente su exposición de motivos, me planteé una pregunta: ¿Por qué los legisladores, los gobiernos y los dirigentes políticos en Colombia asumen la escuela pública como una recicladora de las problemáticas psicológicas, sociales y emocionales de los niños? Hay una marcada tendencia a hacer del plan de estudios y de los proyectos pedagógicos, instrumentos de solución a las crisis sociales; no en vano la educación sexual, la cátedra de la paz, la cátedra afrocolombiana, la cátedra del aborto, entre otras, han surgido como parte o solución a un conflicto.

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