Cada semana publico un artículo y hago una transmisión por facebook live, hablando sobre el tema del artículo.
Aquí puedes ver el video que está publicado en mi canal de Youtube:
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El viernes 24 de agosto tuve una reunión con funcionarios del Ministerio de Educación para hablar de educación en casa, pues llevan un tiempo interesados en conocer mejor el tema. En este video les cuento sobre esa reunión y también mis opiniones sobre como veo el proceso.
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Tenía pendiente ordenar mis fotos y videos del viaje para poderlos compartir y encontré una herramienta para hacer álbumes que me pareció linda y fácil de usar. Repartí todas las fotos, videos y crónicas en 5 álbumes (cada imagen lleva al album respectivo haciendo click):
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De la misma manera y siguiendo el mismo proceso que su hermana María Alejandra hace un año, ahora Juan José, de 19 años, es oficialmente Bachiller con un título otorgado por el ICFES. En este caso la motivación es un poco diferente, pues él no está todavía muy decidido a entra a la universidad, pero necesita ser bachiller para terminar de resolver su situación con respecto a la libreta militar.
Es un paso más, un requisito cumplido, una demostración de que podemos educar distinto y eso no implica negarle a nuestros hijos la posibilidad de ir a una universidad, pues el título de bachiller y el resultado de la prueba Saber 11 se consiguen fácilmente con un solo examen.
Sin embargo en ninguno de los dos casos veo esto como un premio, un gran logro, una demostración de que mis hijos sí son inteligentes o de que sí les enseñé los suficiente, pues tengo serias dudas y cuestionamientos frente a la calidad y coherencia del examen así como dudo de la utilidad real de lo que este puede medir.
Si alguien llegó desubicado a esta publicación y no entiende muy bien lo que está leyendo, le cuento que en Colombia para ser bachiller, el camino más fácil es esperar a tener 18 años e inscribirse mediante la página web del ICFES para validar el bachillerato por medio de la prueba Saber 11, que se realiza dos veces al año. Esto según el decreto 299 de 2009.
Mis dos hijos se prepararon por su cuenta, sin apoyo de profesores ni de preicfes, investigando, haciendo preguntas, utilizando diferentes medios físicos y electrónicos. Era un experimento, no estábamos seguros de que fuera suficiente, pero en ambos casos sí lo fue.
Como lo publiqué en mi estado de facebook: ¿Se necesitan más pruebas de que no es necesario ir 12 años al colegio, evaluarse año a año, cumplir con un currículo, y toooodo eso que el sistema nos hace creer que es indispensable?
Si no somos más libres es porque no queremos!
Al leer la Declaración de los Derechos Humanos (Artículo 26) y la Constitución Política de Colombia (artículos 27, 42, 44, 67, 68) podemos concluir y resaltar lo siguiente:
La ley 115, Ley General de Educación dice:
ARTICULO 1o. Objeto de la ley. La educación es un proceso de formación permanente, personal, cultural y social que se fundamenta en una concepción integral de la persona humana, de su dignidad, de sus derechos y de sus deberes.La presente Ley señala las normas generales para regular el Servicio Público de la Educación que cumple una función social acorde con las necesidades e intereses de las personas, de la familia y de la sociedad. Se fundamenta en los principios de la Constitución Política sobre el derecho a la educación que tiene toda persona, en las libertades de enseñanza, aprendizaje, investigación y cátedra y en su carácter de servicio público.
Como vemos, la ley regula la prestación de un servicio público, y reconoce la libertad de enseñanza y aprendizaje declarada como derecho en la Constitución. ¿Estamos los ciudadanos en la obligación de utilizar un servicio público por el hecho de que nos sea ofrecido?
Esta ley en su artículo 7 también instituye la familia como principal responsable de la educación de los hijos menores de edad. A pesar de que dice que le corresponde “Matricular a sus hijos en instituciones educativas que respondan a sus expectativas, para que reciban una educación conforme a los fines y objetivos establecidos en la Constitución, la ley y el proyecto educativo institucional” no es explícito que sea obligatorio escolarizar para educar. Puede interpretarse así si no se conocen otras formas de educación por fuera de las escuelas y colegios, si no se imagina que se puede educar sin escolarizar.
Más adelante, en el artículo 10, se define la educación formal como “Aquella que se imparte en establecimientos educativos aprobados, en una secuencia regular de ciclos lectivos, con sujeción a pautas curriculares progresivas, y conducente a grados y títulos.” y más adelante se enuncian los siguientes objetivos comunes a todos los niveles de dicha educación:
De esta lista de objetivos surgen varias preguntas:
La educación en familia o educación sin escuela, homeschooling o unschooling, es considerada una opción válida para la educación de los hijos por muchas familias que no ven en el sistema educativo una opción adecuada y suficiente. Si observamos la realidad escolar y la contrastamos con la anterior lista de objetivos no nos queda más que darles la razón.
Es así como a nivel mundial este fenómeno crece y es reconocido legalmente en muchos países donde se ha hecho visible desde hace más tiempo. En Colombia es poco todavía lo que se conoce, aunque el número de familias que lo hace sigue creciendo. El análisis de la ley lo convierte en algo no prohibido, aunque se encuentra sin reglamentar, al igual que otros tipos de educación, como la educación virtual, que no está contemplados en la ley de educación de 1994.
Para quienes entendemos que educar y escolarizar son dos cosas diferentes, declaraciones como las del secretario de educación de Boyacá carecen por completo de sentido y coherencia. En lugar de amenazar a las familias deberían revisar qué es lo que hace que haya tantos niños que no quieren ir al colegio o que no han sido matriculados por sus familias. No hay duda que si estudian los casos que ellos consideran “deserción escolar”, de manera individual, encontrarán algunos que requieran atención inmediata, casos de abandono, de explotación, violencia o abuso. Pero con seguridad se encontrarán también con familias que han decidido tomar en sus manos la responsabilidad de educar a sus hijos y sería una injusticia amenzarlos con retirarles la patria potestad de sus hijos por decidir asumir una responsabilidad adicional, buscando siempre dar a sus hijos unas mejores condiciones de vida y asegurarles un mejor futuro.
Intervención en la audiencia pública sobre el proyecto de ley 84 de 2017, llevada a cabo el jueves 19 de octubre en el Congreso de la República.
Son muchas las familias, en Colombia y en todo el mundo, que deciden no educar a sus hijos dentro del sistema escolar convencional, es decir, optan por no matricularlos en una institución educativa. Este fenómeno es llamado de diferentes maneras y tiene muchas variantes: homeschooling, educación en casa, educación en familia, educación sin escuela, desescolarización, unschooling, aprendizaje autoorganizado, autodidactismo, entre otras.
Este tipo de educación siempre ha existido, no nos lo estamos inventando. Sin embargo, debido a que la sociedad industrializada decidió estandarizar los procesos humanos de adquisición de conocimiento utilizando el modelo escolar obligatorio, que emula una fábrica de producción en serie, se nos ha olvidado que hay muchas formas de aprender.
En Colombia son cada vez más las familias que se deciden por esta opción educativa y lo hacen por una amplio abanico de razones y motivaciones. Si algo caracteriza a estas familias es su diversidad en muchos aspectos: las razones por las que lo hacen, la manera en que quieren hacerlo, los lugares en los que habitan, su nivel socio económico y cultural, su filosofía de vida, sus creencias religiosas y preferencias políticas, sus prioridades y proyectos de vida, el número de hijos. Sería un gran atrevimiento y una muestra de desinformación querer encasillar a todas las familias que educan en casa en una única categoría. Ese es uno de los problemas conceptuales y de formulación que se pueden encontrar en el proyecto de ley que hoy nos tiene aquí.
Algo que valoran las familias que educan sin escuela es el ejercicio de su libertad para decidir. Es por eso que proponer una regulación del fenómeno es un asunto delicado que no debe ser tomado a la ligera.
Vale la pena detenerse en las motivaciones, pues ahí está la clave que nos va a permitir explicar la diferencia entre educación en casa y educación a distancia. Entre las razones que llevan a las familias a desvincularse del sistema escolar hay profundos desacuerdos con varias de las características de este sistema: el currículo, los horarios, las relaciones autoritarias, el bullying o matoneo, la evaluación, las etiquetas, la obligatoriedad de tantas cosas.
Para las familias que educamos en casa es claro que no es o mismo hablar de aprendizaje que hablar de educación, escolarización o enseñanza.
Quienes toma la educación a distancia probablemente lo hacen por evitar largos desplazamientos, por la comodidad de estudiar desde su casa y tal vez para tener un manejo más flexible de su tiempo. Por todo lo demás, acepta la estructura escolar: grados, materias, evaluaciones, etc.
Las familias que educamos en casa no nos limitamos al uso de una plataforma; las dimensiones humanas, sociales, culturales, filosóficas que se ven involucradas en el proceso de educar sin escuela hacen que la experiencia trascienda el mero aprendizaje de conceptos y contenidos, diferenciándola de lo que sucede dentro de un aula, ya sea presencial o virtual.
A pesar de que en nuestro país el fenómeno está poco estudiado, en otros países como Canadá, Inglaterra y Estados Unidos llevan alrededor de 30 años investigando a varias generaciones que han sido educadas de esta manera. Es interesante resaltar especialmente las investigaciones de Brian Ray, quien es el creador y actual director del National Home Education Research Institute, NHERI, Instituto Nacional de Investigación en Educación en Casa de Estados Unidos. Brian Ray estuvo en Colombia en junio de este año, participando del Foro Virtual Educa invitado por el Ministerio de Educación.
Sus investigaciones arrojan datos muy importantes con respecto al desempeño académico y social de los niños y jóvenes educados en casa, y desvirtúan muchas de las creencias erróneas o mitos que existen sobre el tema:
Con respecto a las exigencias de una regulación:
Conclusión, las regulaciones muy estrictas no son necesarias, pues la educación en casa sigue dando los mismo buenos resultados incluso con poca o ninguna regulación. Es decir no hay evidencias de que a mayor regulación o control por parte del estado, se obtengan mejores resultados académicos.
Con respecto a los mitos, las investigaciones que menciono demuestran que:
Con respecto a la idea de la falta de socialización de los niños educados en casa las investigaciones muestran que:
Hay quienes dicen que los adultos educados en casa no están preparados para hacer parte del mundo real. Las investigaciones muestran que:
Para cerrar, como vemos el articulado propuesto por el proyecto de ley, consideramos que tiene todo que ver con la regulación de la educación abierta y a distancia y la educación virtual, pero no tiene relación directa ni indirecta con la educación en familia pues la educación en familia no es lo mismo que educación a distancia. La educación en familia no es lo mismo que educación virtual.
La educación virtual es una herramienta que las familias que educan en casa pueden usar, si así lo quieren, y podríamos decir que quienes en la actualidad lo hacen son un pequeño porcentaje del total de familias que educamos sin escuela.
No queremos que la regulación de la educación sin escuela sea una motivación para que el proyecto de ley sea aceptado, pues consideramos que no el camino correcto para hacerlo. Pero no nos oponemos a la reglamentación de la educación virtual, como modalidad educativa que no representa a las familias que educan si escuela.
Solicitamos de manera respetuosa la no inclusión de nuestra población de familias que educan sin escuela en este proyecto de ley.