Cada semana publico un artículo y hago una transmisión por facebook live, hablando sobre el tema del artículo.
Aquí puedes ver el video que está publicado en mi canal de Youtube:
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Tenía pendiente ordenar mis fotos y videos del viaje para poderlos compartir y encontré una herramienta para hacer álbumes que me pareció linda y fácil de usar. Repartí todas las fotos, videos y crónicas en 5 álbumes (cada imagen lleva al album respectivo haciendo click):
Cada semana publico un artículo y hago una transmisión por facebook live, hablando sobre el tema del artículo.
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De la misma manera y siguiendo el mismo proceso que su hermana María Alejandra hace un año, ahora Juan José, de 19 años, es oficialmente Bachiller con un título otorgado por el ICFES. En este caso la motivación es un poco diferente, pues él no está todavía muy decidido a entra a la universidad, pero necesita ser bachiller para terminar de resolver su situación con respecto a la libreta militar.
Es un paso más, un requisito cumplido, una demostración de que podemos educar distinto y eso no implica negarle a nuestros hijos la posibilidad de ir a una universidad, pues el título de bachiller y el resultado de la prueba Saber 11 se consiguen fácilmente con un solo examen.
Sin embargo en ninguno de los dos casos veo esto como un premio, un gran logro, una demostración de que mis hijos sí son inteligentes o de que sí les enseñé los suficiente, pues tengo serias dudas y cuestionamientos frente a la calidad y coherencia del examen así como dudo de la utilidad real de lo que este puede medir.
Si alguien llegó desubicado a esta publicación y no entiende muy bien lo que está leyendo, le cuento que en Colombia para ser bachiller, el camino más fácil es esperar a tener 18 años e inscribirse mediante la página web del ICFES para validar el bachillerato por medio de la prueba Saber 11, que se realiza dos veces al año. Esto según el decreto 299 de 2009.
Mis dos hijos se prepararon por su cuenta, sin apoyo de profesores ni de preicfes, investigando, haciendo preguntas, utilizando diferentes medios físicos y electrónicos. Era un experimento, no estábamos seguros de que fuera suficiente, pero en ambos casos sí lo fue.
Como lo publiqué en mi estado de facebook: ¿Se necesitan más pruebas de que no es necesario ir 12 años al colegio, evaluarse año a año, cumplir con un currículo, y toooodo eso que el sistema nos hace creer que es indispensable?
Si no somos más libres es porque no queremos!
Al leer la Declaración de los Derechos Humanos (Artículo 26) y la Constitución Política de Colombia (artículos 27, 42, 44, 67, 68) podemos concluir y resaltar lo siguiente:
La ley 115, Ley General de Educación dice:
ARTICULO 1o. Objeto de la ley. La educación es un proceso de formación permanente, personal, cultural y social que se fundamenta en una concepción integral de la persona humana, de su dignidad, de sus derechos y de sus deberes.La presente Ley señala las normas generales para regular el Servicio Público de la Educación que cumple una función social acorde con las necesidades e intereses de las personas, de la familia y de la sociedad. Se fundamenta en los principios de la Constitución Política sobre el derecho a la educación que tiene toda persona, en las libertades de enseñanza, aprendizaje, investigación y cátedra y en su carácter de servicio público.
Como vemos, la ley regula la prestación de un servicio público, y reconoce la libertad de enseñanza y aprendizaje declarada como derecho en la Constitución. ¿Estamos los ciudadanos en la obligación de utilizar un servicio público por el hecho de que nos sea ofrecido?
Esta ley en su artículo 7 también instituye la familia como principal responsable de la educación de los hijos menores de edad. A pesar de que dice que le corresponde “Matricular a sus hijos en instituciones educativas que respondan a sus expectativas, para que reciban una educación conforme a los fines y objetivos establecidos en la Constitución, la ley y el proyecto educativo institucional” no es explícito que sea obligatorio escolarizar para educar. Puede interpretarse así si no se conocen otras formas de educación por fuera de las escuelas y colegios, si no se imagina que se puede educar sin escolarizar.
Más adelante, en el artículo 10, se define la educación formal como “Aquella que se imparte en establecimientos educativos aprobados, en una secuencia regular de ciclos lectivos, con sujeción a pautas curriculares progresivas, y conducente a grados y títulos.” y más adelante se enuncian los siguientes objetivos comunes a todos los niveles de dicha educación:
De esta lista de objetivos surgen varias preguntas:
La educación en familia o educación sin escuela, homeschooling o unschooling, es considerada una opción válida para la educación de los hijos por muchas familias que no ven en el sistema educativo una opción adecuada y suficiente. Si observamos la realidad escolar y la contrastamos con la anterior lista de objetivos no nos queda más que darles la razón.
Es así como a nivel mundial este fenómeno crece y es reconocido legalmente en muchos países donde se ha hecho visible desde hace más tiempo. En Colombia es poco todavía lo que se conoce, aunque el número de familias que lo hace sigue creciendo. El análisis de la ley lo convierte en algo no prohibido, aunque se encuentra sin reglamentar, al igual que otros tipos de educación, como la educación virtual, que no está contemplados en la ley de educación de 1994.
Para quienes entendemos que educar y escolarizar son dos cosas diferentes, declaraciones como las del secretario de educación de Boyacá carecen por completo de sentido y coherencia. En lugar de amenazar a las familias deberían revisar qué es lo que hace que haya tantos niños que no quieren ir al colegio o que no han sido matriculados por sus familias. No hay duda que si estudian los casos que ellos consideran “deserción escolar”, de manera individual, encontrarán algunos que requieran atención inmediata, casos de abandono, de explotación, violencia o abuso. Pero con seguridad se encontrarán también con familias que han decidido tomar en sus manos la responsabilidad de educar a sus hijos y sería una injusticia amenzarlos con retirarles la patria potestad de sus hijos por decidir asumir una responsabilidad adicional, buscando siempre dar a sus hijos unas mejores condiciones de vida y asegurarles un mejor futuro.
Intervención en la audiencia pública sobre el proyecto de ley 84 de 2017, llevada a cabo el jueves 19 de octubre en el Congreso de la República.
Son muchas las familias, en Colombia y en todo el mundo, que deciden no educar a sus hijos dentro del sistema escolar convencional, es decir, optan por no matricularlos en una institución educativa. Este fenómeno es llamado de diferentes maneras y tiene muchas variantes: homeschooling, educación en casa, educación en familia, educación sin escuela, desescolarización, unschooling, aprendizaje autoorganizado, autodidactismo, entre otras.
Este tipo de educación siempre ha existido, no nos lo estamos inventando. Sin embargo, debido a que la sociedad industrializada decidió estandarizar los procesos humanos de adquisición de conocimiento utilizando el modelo escolar obligatorio, que emula una fábrica de producción en serie, se nos ha olvidado que hay muchas formas de aprender.
En Colombia son cada vez más las familias que se deciden por esta opción educativa y lo hacen por una amplio abanico de razones y motivaciones. Si algo caracteriza a estas familias es su diversidad en muchos aspectos: las razones por las que lo hacen, la manera en que quieren hacerlo, los lugares en los que habitan, su nivel socio económico y cultural, su filosofía de vida, sus creencias religiosas y preferencias políticas, sus prioridades y proyectos de vida, el número de hijos. Sería un gran atrevimiento y una muestra de desinformación querer encasillar a todas las familias que educan en casa en una única categoría. Ese es uno de los problemas conceptuales y de formulación que se pueden encontrar en el proyecto de ley que hoy nos tiene aquí.
Algo que valoran las familias que educan sin escuela es el ejercicio de su libertad para decidir. Es por eso que proponer una regulación del fenómeno es un asunto delicado que no debe ser tomado a la ligera.
Vale la pena detenerse en las motivaciones, pues ahí está la clave que nos va a permitir explicar la diferencia entre educación en casa y educación a distancia. Entre las razones que llevan a las familias a desvincularse del sistema escolar hay profundos desacuerdos con varias de las características de este sistema: el currículo, los horarios, las relaciones autoritarias, el bullying o matoneo, la evaluación, las etiquetas, la obligatoriedad de tantas cosas.
Para las familias que educamos en casa es claro que no es o mismo hablar de aprendizaje que hablar de educación, escolarización o enseñanza.
Quienes toma la educación a distancia probablemente lo hacen por evitar largos desplazamientos, por la comodidad de estudiar desde su casa y tal vez para tener un manejo más flexible de su tiempo. Por todo lo demás, acepta la estructura escolar: grados, materias, evaluaciones, etc.
Las familias que educamos en casa no nos limitamos al uso de una plataforma; las dimensiones humanas, sociales, culturales, filosóficas que se ven involucradas en el proceso de educar sin escuela hacen que la experiencia trascienda el mero aprendizaje de conceptos y contenidos, diferenciándola de lo que sucede dentro de un aula, ya sea presencial o virtual.
A pesar de que en nuestro país el fenómeno está poco estudiado, en otros países como Canadá, Inglaterra y Estados Unidos llevan alrededor de 30 años investigando a varias generaciones que han sido educadas de esta manera. Es interesante resaltar especialmente las investigaciones de Brian Ray, quien es el creador y actual director del National Home Education Research Institute, NHERI, Instituto Nacional de Investigación en Educación en Casa de Estados Unidos. Brian Ray estuvo en Colombia en junio de este año, participando del Foro Virtual Educa invitado por el Ministerio de Educación.
Sus investigaciones arrojan datos muy importantes con respecto al desempeño académico y social de los niños y jóvenes educados en casa, y desvirtúan muchas de las creencias erróneas o mitos que existen sobre el tema:
Con respecto a las exigencias de una regulación:
Conclusión, las regulaciones muy estrictas no son necesarias, pues la educación en casa sigue dando los mismo buenos resultados incluso con poca o ninguna regulación. Es decir no hay evidencias de que a mayor regulación o control por parte del estado, se obtengan mejores resultados académicos.
Con respecto a los mitos, las investigaciones que menciono demuestran que:
Con respecto a la idea de la falta de socialización de los niños educados en casa las investigaciones muestran que:
Hay quienes dicen que los adultos educados en casa no están preparados para hacer parte del mundo real. Las investigaciones muestran que:
Para cerrar, como vemos el articulado propuesto por el proyecto de ley, consideramos que tiene todo que ver con la regulación de la educación abierta y a distancia y la educación virtual, pero no tiene relación directa ni indirecta con la educación en familia pues la educación en familia no es lo mismo que educación a distancia. La educación en familia no es lo mismo que educación virtual.
La educación virtual es una herramienta que las familias que educan en casa pueden usar, si así lo quieren, y podríamos decir que quienes en la actualidad lo hacen son un pequeño porcentaje del total de familias que educamos sin escuela.
No queremos que la regulación de la educación sin escuela sea una motivación para que el proyecto de ley sea aceptado, pues consideramos que no el camino correcto para hacerlo. Pero no nos oponemos a la reglamentación de la educación virtual, como modalidad educativa que no representa a las familias que educan si escuela.
Solicitamos de manera respetuosa la no inclusión de nuestra población de familias que educan sin escuela en este proyecto de ley.
Cada vez es menos desconocido el homeschooling, pero debido a que lo escuchamos con ese nombre, que se puede traducir como "escuela en casa", muchas personas se imaginan que se trata de eso: traer la escuela a la casa, con la ventaja de dejar por fuera todo eso que no nos gustaba del colegio y que no repetiremos con nuestros hijos cuando los estemos educando en el hogar. Valga aclarar que a cada familia le disgusta algo diferente: los horarios, las tareas, el bajo nivel académico, el exceso de exigencia, la falta de atención personalizada, el matoneo, los altos costos, etc.
Sin embargo, el homeschooling o educación en casa (o en familia como me gusta más decir) puede tener tan poco que ver con los esquemas escolares como la familia quiera o sea capaz de aceptar, dentro de la incertidumbre que habrá que transitar en ese caso. Si deciden o logran llegar a vivir como si el colegio no existiera entonces esa forma de vivir y de educar se llama Unschooling, que traducido al español podría ser "sin escuela".
Esto no es nuevo, en las fantasías más secretas de millones de niños alrededor del mundo la idea siempre ha existido: ¿cómo sería vivir en vacaciones permanentes, sin tener que ir al colegio durante la mayor parte del día de la mayor parte del año por 12 años de su infancia? ¿quién no soñó con esto y se sintió culpable, quizás incluso pensando que le podría salir orejas de burro como a Pinocho y sus amigos?
Quienes hemos tenido el privilegio de observar a los niños aprender en libertad, podemos confirmar las teorías de unos pocos académicos que ya lo sopechaban: el aprendizaje sin imposiciones, permitiendo a quien aprende decidir los intereses, los ritmos, los tiempos y la profundidad del aprendizaje, es mucho más significativo y más real que lo que sucede dentro de las aulas, que llamamos aprendizaje pero no lo es.
Para que el aprendizaje ocurra no se necesitan currículos, unidades de estudio, horarios establecidos por otros, evaluaciones, estar en un gupo con mas inidviduos de la misma edad, la supervisión de un adulto en el rol de "autoridad", un maestro que lo sabe todo y que enseñe a los que no saben nada, separar a los niños de los padres. Así se aprende en el Unschooling, y de paso se crece, se cría, se fortalecen las familias y los resultados son personas autónomas, que nunca perdieron la curiosidad ni el gusto por aprender, que están seguros de poder aprender siempre lo que quieran o necesiten aprender, capaces de buscar y diseñar sus caminos de aprendizaje y su propia educación.
A los principales autores del Unschooling hay que leerlos en inglés: John Holt, Sandra Dodd, Dayna Martin, Pam Larichia, Joyce Fetteroll. Pero poco a poco aparecen voces en español, a las que hay que seguir y alentar, para que la idea de la libertad se siga instalando en más y más familias para el beneficio y la felicidad de muchos más niños.
Publicado el 7 de abril de 2015 en Grandes, medianos y pequeños
Permanentemente surge en las conversaciones entre las familias que educan en casa el tema de la legalidad. En nuestro país educar en casa no está prohibido, por lo tanto no es ilegal, pero no esta expresamente contamplado por ninguna ley. (en este link encuentran más información)
Yo creo que esta situación nos ofrece ventajas como:
Sin embargo, para muchas personas también trae algunos inconvenientes:
En este momento no estoy a favor de buscar la legalización de la educación en casa en Colombia, sin embargo no descarto que tal vez en el futuro necesitemos hacerlo. Creo que hay que mirar las cosas con perspectiva y estudiar la historia y la situación del homeschooling a nivel mundial. Yo veo que incluso en paises en los que las leyes contemplan y reglamentan la educación en casa, las familias corren el riesgo de dar con funcionarios mal informados. También veo que en muchos países están intentando cambiar las leyes, casi siempre en detrimento de la tranquilidad y autonomía de las familias que educan en casa.
Además, ¿qué tipo de leyes creen que tendríamos en nuestro país si legalizaran el homeschooling? Creo que seríamos muy ilusos si pensáramos que vamos a tener una ley de homeschooling abierta y flexible, respetuosa y amable con los procesos de nuestros hijos. Lo más probable, conociendo la mentalidad de nuestros funcionarios públicos, es que si existiera una ley que aprobara el homeschooling estaría llena de condiciones y restricciones que nos complicarían mucho las cosas. A mi me encantaría que el homeschooling fuera legal, que tuvieramos que inscribirnos o reportarnos como homeschoolers en alguna parte, que pasáramos un informe cada año de lo que nuestros hijos aprendieron, pero que no quisieran encasillarnos en currículos ni programas obligatorios y mucho menos nos forzaran a recibir evaluaciones domiciliarias ni entrevistas a los niños.
El tema legal es difícil y se da para desacuerdos, sin embargo es nuestra responsabilidad pensarlo y prepararnos para que cuando tengamos que enfrentarlo contemos con una comunidad fuerte, unida y capaz de hacer valer nuestros derechos y nuestras ideas.
Publicado el 6 de junio de 2014 en Grandes, medianos y pequeños
1. La habilidad de definir un problema sin contar con la ayuda de otra persona.
2. La habilidad de formular preguntas que plantean un desafío a las ideas preconcebidas.
3. La habilidad de trabajar en equipo sin tener un guía.
4. La habilidad de trabajar absolutamente solo.
5. La habilidad de persuadir a otros de que la dirección que propone es la correcta.
6. La habilidad de discutir acerca de técnicas y asuntos en público, con el objetivo de llegar a tomar una decisión acerca de las normas y políticas establecidas.
7. La habilidad de poder reorganizar información conocida y formar conceptos y patrones innovadores a partir de ella.
8. La habilidad de poder extraer rápidamente la información útil desde una gran cantidad de datos irrelevantes.
9. La habilidad de pensar inductivamente, deductivamente y dialécticamente.
10. La habilidad de encontrar una solución óptima para resolver problemas usando la intuición y el sentido común. (Método heurístico)
Publicado originalmente el 16 de diciembre de 2013 en Grandes, medianos y pequeños
Leído en el facebook de Laura Castellaro:
A los adolescentes, desde el SÍ.
Desde el sí inclusivo que otorga y aúna.
Desde el sí respetuoso que abraza y escucha.
Desde el sí de los ojos abiertos y la presencia no invasiva.
A los adolescentes, desde el sí.
Desde el sí integrador, que no compara, que recuerda.
Desde la cercanía respetando sus límites, desde el “te quiero mucho”
Desde el “aquí estoy y jamás me iré, porque soy tu madre/padre”.
A los adolescentes, desde el sí.
Desde el amor incondicional aunque nos cueste,
desde el respeto, desde el interés, desde la comprensión.
Desde el sí, y si no fuera posible porque su integridad física y/o emocional peligra en un asunto concreto, desde el “mejor sí”, desde “y que tal sí?” , desde el “tú como lo harías?”, “tú qué piensas?”; desde el “a ti que te parece sí?”
A los adolescentes sin jerarquías, sin dictaduras,
sin “aquí mando yo”, sin “porque yo lo digo”.
A los adolescentes desde la cooperativa y lo horizontal,
desde la mano tendida y la oreja dispuesta…
Sin olvidar jamás que somos el adulto/a, él/la que tiene más recursos.
Creo que los adolescentes que conozco tienen demasiados NOES en su vida, bastantes de estos noes son absurdos… y ellos/as andan cabreados con el mundo, sin conectar con la gente que más quieren, reafirmándose y descubriéndose en su propia oposición.
Necesitan como el aire que respiran el SÍ, como si de un niño de 2-3 años se tratara.
Dejemos el NO para los límites importantes, que sea un no sincero, sopesado, consensuado si es posible.
Y abramos bien los ojos y los brazos, por si nos necesitan.
Estemos presentes.
Myriam Moya Tena